Carmen Camacho's Obituary
Dios vio que estabas cansada, y una cura no era posible. Entonces puso sus brazos alrededor de ti y te susurró “Ven Conmigo.” Con los ojos llenos de lágrimas te vimos sufrir, y como tu vida se desvanecÃa. A pesar de nuestro profundo amor, no podÃamos hacerte quedar. Un corazón de oro dejó de latir, manos duras han de descansar. Dios partió nuestros corazones y nos demostró que solamente se lleva lo mejor.
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