Iliana Ruiz
Tata fuiste una persona importantísima en mi vida. Desde que me casé con tu nieto Alex, Nana y usted me recibieron con los brazos abiertos y me brindaron su amor incondicional. A pesar de la distancia y el dolor de estar lejos de mi propia familia, gracias a tu amor, tu calidez, tu positividad nunca me sentí sola, siempre estuve apoyada de usted y su familia que hoy es la mía. En nana y en usted encontré a esos abuelitos que yo tanto buscaba y necesitaba.
Recuerdo que cada noche cuando no se podía dormir, tomaba su biblia y la leía, incluso cuando ya no podía mirar mucho, sacaba su lupa y leía toda la noche. En uno de sus cumpleaños le compre una biblia en grabadora para que ya no tuviera que desgastar sus ojos, la miro tan emocionado y me dijo que fue el mejor regalo que le pude haber dado. Fuiste una persona con mucha fe, tanta fe que fue capaz de iluminar y cambiar vidas, incluyendo la mía.
Me quedo con la alegría que siempre me brindaste, aquella emoción cuando entraba por la puerta y me decías emocionado, mi güerita ya viene mi güerita. Yo también me emocionada al entrar y verte; muchas veces tuve días muy malos y me sentía tan triste y no supiste y no te dije, pero después de mirarte y de platicar, después de contarme muchas de tus historias, yo salía de tu casa sin tristeza y sin dolor. Muchas veces era tu conversación y tu presencia la que habían llenado mi día de felicidad y luz.
Gracias por tanto y por todo, por permitirme compartir muchos momentos y por brindarme el enorme honor de formar parte de tu familia. Tata te recordaré, celebraré y amaré por siempre.
Iliana Ruiz









